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9.6.08

 

Los múltiples

.. y tenemos que reconocer que a veces también nos gusta la poesía, y eso que no siempre, hasta a veces es muy fácil enfadarse con lo que se escribe, esto es, que somos como en casi todos nuestros gustos unos broncas y unos malafollás. Y cambiantes. Dicen que es esta nuestra nueva época que han decidido empieza con el milenio, una nueva oportunidad, una época donde superaremos nuestras obsesiones egomaniacas por una desconcertante actitud bipolar. Suponemos que será desconcertante al principio, y que luego nos iremos acostumbrando.
Este poema nos lo envía Ana Celada, que es un gusto de persona, al margen de sus desdoblamientos oficiales como arquitecta, o sus más ficticios desdoblamientos, también serán los más conscientes, como performer, pintora, y poeta.

Mis múltiples

Multitudinaria mente.
Multitudinaria mente,
yo no trato más que con el escabullo, me escabullo yo
tiendo al escabullo.
(Me paseo por mis múltiples).

Y no sin niebla
no sin vaho.
Y
no tengo mucho que decir:
no sé
todo no, todo no se perdió,
las metáforas,
los sauces, la luna, una sonrisa marina,
las metáforas...

No me saca
la lírica
de este embrollo
que sacude a mis múltiples.

Me paseo por mis múltiples.

Cómo no voy a atender a la
desaparición progresiva de la primavera,
al amor, al más ensoberbecido,
al calor de las columnas
del Templo de Daín,
- Daín, ciudad que no existe y en la que nunca habrá templos-
a la ciencia exacta que diga
a qué temperatura exacta y con qué liquido
el hombre, y la mujer, se evaporan.

Mis múltiples se inflaman, bullen,
se dejan ver por ¡ay!
en las calles de Zasira, Íman, Sárica, Delosas, Rus.
Enredadas siempre en las mútiples
cuestiones que sacude la vida
de esta especie:
las múltiples son tallos sureños
de la indómita provincia deambulatoria
debilitante y decagonal
de Dolomen.
Mis múltiples se deciden a abordar
cuestiones serias
de las que invitan a adoptar esa posición,
la de los serios.
Y fracasan siempre en el intento,
por el desvío de la especie
hacia las ciénagas de la región polar
invisible, blanda y sin blindar
de Neblima.

Mis múltiples, cada una,
miden su dolor y establecen un umbral,
tras el cual la múltiple
podría perder un labio,
una ceja, una mano,
o incluso morir.
Es la maraña.

Se me agachan las múltiples
pero no rezan,
se contraen, se hilvanan el polvo con el cabello,
precipita la sal en el agua,
precipitan las múltiples en días de tedio,
tapadas con tapa,
pero no siempre muy bien tapadas.





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