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27.3.06

 

26.3.06

 

El camino a la abyección: condiciones para llegar a ser un marginado (II).

De todos los aspectos vitales del individuo que el sistema alimenta y fomenta, tal vez haya uno que llama mi atención con especial ahínco: la inteligencia y sus formas de inducción. Esto implica el sistema educativo. Desde niños se nos inculcan referentes y modelos de erudición cuyos ejemplos seguramente triunfan o triunfaron en nuestra sociedad con anterioridad, es decir, que ya pasaron los filtros de conformidad con el sistema. Por no hablar del modo organizativo de las clases. Me refiero a la disposición de pupitres en forma de cuadrícula, la tarima elevada del maestro, con su gran mesa y una silla acolchada con apoyabrazos. La jerarquía está claramente definida desde el principio, y la uniformidad entre alumnos dispuesta. No cabe duda de que aquél que no asista a las clases -y no vayan ustedes a pensar que hago apología de las pellas- carecerá de estos modelos y referentes -que serán de gran utilidad a los alumnos para socializarse en el futuro-, formándose un obstáculo más en su camino hacia la integración. Y qué casualidad, los que evitan la escolaridad de sus hijos pertenecen a comunidades excluidas dentro de la sociedad. Sus mañas y destrezas rara vez se desarrollarán en ese sentido. Pero las cortapisas que impone el sistema en general y el educativo en particular no son exclusivas de estos grupos. La merma en el desarrollo de la creatividad, la cual supone muchas veces transgredir los cánones, será compartida por todos los alumnos. Unos acatarán sin contrariedades, pero otros, que serán los menos, se verán atados de pies y manos, lo que les llevará a ser tildados de vagos, de tontos, de inútiles para la sociedad. Sus potenciales nunca tendrán la oportunidad de verse alentados con espacios preparados a ese fin. Tal vez, el ritmo de acción de algunos chicos o chicas no se corresponda con la aceleración desenfrenada a la que va nuestro pueblo occidental, pero tal vez debiéramos preguntarnos a dónde vamos con tanta prisa.

 

La careta de Hector. 7 años.

Hector, mi alumno más querido y envidiado el genio esquizo que pintó batallas entre submarinos y cazabombarderos super armados de poder destructor y ruidos raros de metralletas de saliva los ojos azules embobados; se acaba de caer de la estantería, la careta llena de ojos de bocas llenas de dientes y pelos de barbas puntiagudas, de manchas de otros colores además del rojo. Y me enfrenta con mi propio arte y parte de los trozos que me componen. Cogí la careta a Hector y puede que la hiciera mía. Esquizo-frenético: Es noche. Odio la vida. Bailo aunque odio bailar y escribo sin derecho porque no tengo que decir. Odio la vida. Sonrrio y mis neuronas se dejan engañar. Odio la belleza. Odio el perdón la confesión sicera el acuerdo el trato. Odio el amor por puro vicio de odiar. Odio los favores que me hagas a portes debidos. Odio el altruismo, sobre todo el sincero. Me alegra que te marches. Me pone de colores sobre todo de rosa. Olvidaba dedir que odio las flores, los métodos las costumbres y las celebraciones de los días señalados. La sinceridad es un cuento. O una ternura que llegó de lejos y que nadie recuerda muy bien a que vino, o farsa para contador y contado, una piedad propia de épocas más católicas que las actuales. Necesito broncones hostias palos rechazos ninguneos y una nómina para justificar el mes de más que gano en perderte.
Me gusta odiar mucho, todo, por cortesía, no por nada sino por cotrarrestar tanto amor que hay en el mundo.
Es un hecho científico que la noche está estrellada aunque estén las nubes por medio.

Es jodido pero siempre es para estar alegre. Queda algo de los días que no sea blasfemar dentro, soportar la modorra, erigirse cobarde, de recelar y entregarse sin vacilar, o de tergiversar hondura con parbularios, de no soportarles el asco y los parecidos, asquear el rebaño morir de miedo. De trazar estrategias para peones. Pero he visto hoy cosas. He visto cosas que ningún otro ser humano vio. He visto batallas de nabes cerca de la costelación de Orión y agujeros negros que zampaban civilizaciones que celebraban ritos este mismo día para que lloviera de una vez, he visto auroras boreales producidas por miles de soles oblicuos, y una vez una niña me dio unos besos con sus labios recién hermosos en una playa mientras sujetaba con el empeine un planeta del tamaño de Saturno. Ella y yo. Los besos y el peso, ella primero luego yo. Esto último paso en una playa y es cierto no pasó hoy pero me entretuve recordándolo. Es más, no vi nada, bueno sí, un brote de la primavera, que me dará alergia.
Hice lo que mejor sé hacer, mentir mal para que se note e ir así de veras. Exagerar está bien pero está mejor exagerar poco.

Lala Parrá. Mad 2000

25.3.06

 

El camino a la abyección: condiciones para llegar a ser un marginado (I).

Sin duda, vivimos en una sociedad donde el sistema establecido está enfermo. En parte, ha logrado instrumentalizar la cultura -objeto, no actúa- de modo que se convierta en perpetuadora de valores e idiosincrasias que jamás tenderán a fomentar que el individuo se conozca a sí mismo -es, por tanto, enajenación. Sólo en el caso de la abyección que conlleva la exclusión social, que será la excepción que confirme la regla, el individuo se verá abocado a su propia introspección. Resultado éste, que requiere el trámite ineludible de la soledad y la conciencia de la propia soledad. Nietzsche lo escribió:

“¿Quieres marchar, hermano mío, a la soledad? ¿Quieres buscar el camino que lleva a ti mismo? Detente un poco y escúchame.
«El que busca, fácilmente se pierde a sí mismo. Todo irse a la soledad es culpa»: así habla el rebaño. Y tú has formado parte del rebaño durante mucho tiempo.
La voz del rebaño continuará resonando dentro de ti. Y cuando digas «yo ya no tengo la misma conciencia que vosotros», eso será un lamento y un dolor.”

No es forzoso que el individuo que vaya a recorrer este camino esté geográficamente alejado de sus congéneres sino que, muy al contrario, la soledad provocará más dolor cuanto más adentro de la sociedad se encuentre. Seguramente, porque la soledad se vive en el territorio más íntimo: de piel para dentro. Será aquél, el dolor de la lucidez. Un despertar que ya no se irá jamás. Tal vez se pueda olvidar. Esa será la forma de convivir con la lucidez.
El marginado social representará el sarpullido de nuestro sistema enfermo, un ser molesto que nos recuerda con su existencia nuestra naturaleza humana y su ética. La ética no como construcción social, es entonces la moral, sino como cualidad inherente al ser humano. Sin embargo, el sistema utilizará un sentimiento paralelo muy arraigado en nuestra cultura cristiana para, mediante un juego de espejos, lavar nuestras conciencias: la compasión. Es este un sentir profundamente mezquino, que entraña sin darnos cuenta una relación de poder entre el rico y el pobre, obviamente, entre el que puede y el que no puede. Es la moneda que dejamos en el cuenco de un sin techo, apadrinar un niño del tercer mundo, la donación a una oenegé, y así, un nutrido número de mecanismos para sentirnos menos culpables de lo que ocurre, pero que nunca disfrutarán la posibilidad de cambiar esa relación de poder que hace que hayan mundos de distintas categorías.

15.3.06

 

Los artistas del barrio

Los Artistas del barrio toma como proyecto trascender las fronteras institucionalizadas del arte recluido en museos, mecenas bancarios y galerías, para devolverlo a su fuente original, sus espacios de creación y de auténtica divulgación. Por eso el lugar en este caso son las casas de los propios artistas y el trayecto propio que separa y une dichos lugares, el propio ritmo vital del barrio. También algunas asociaciones alternativas prestan su espacio a artistas que no disponen de un espacio en la zona. Accediendo a los talleres y casas donde los artistas elaboran y vivencian sus producciones el espectador tiene la oportunidad de conocer la obra a partir de la observación de la misma, de la comprensión del lugar en la que surge, de la posibilidad de entrañar un dialogo con el propio creador y finalmente reflexionar por si mismo lo que mira, sin mediaciones ni instrucciones disciplinarias.También para los mismos artistas supone una oportunidad de entrar en contacto con otros artistas y por lo tanto con otras vivencias, fomentando la construcción conjunta de experiencias, principio de todo movimiento cultural.

El recorrido comienza...
en La Casa de los Jacintos, punto de encuentro de esta V edición de los Artistas del barrio. Aquí se adquirirá por 3 euros el catálogo, el mapa y una chapa, material imprescindible para realizar la ruta.
En el catálogo aparece una ficha con la información de cada uno de los artistas y en el mapa la localización de las casas. La chapa sirve para que los artistas reconozcan al público. El orden de visita de la ruta es libre, cada uno puede hacer su propia ruta a partir del catálogo. No hay instrucciones que dirijan el recorrido.
Los catálogos se podrán comprar a partir del viernes 21 de abril a las 22.00. y durante el horario de recorrido en la Casa de los Jacintos.
Los artistas del barrio se pueden visitar el sábado 22 y el domingo 23 de 12.00. a 21.00.
El evento se clausurará con una fiesta en la Casa de los Jacintos el domingo

Fecha:
Sábado 22 y domingo 23 de abril de 2006
Horario:
12.00. --> 21.00.
Punto de encuentro:
La Casa de los Jacintos
C/ Arganzuela 11
M. La Latina
Precio:
3 €

13.3.06

 

Deux ex machina

Un microfilm producido en una noche por Ente y Manco. Madrid 2006.

Deus ex machina es una expresión del latín que significa «dios surgido de la máquina», traducción de la expresión griega «απó μηχανης Θεóς» (apo mekhanes theos). Se origina en el teatro griego y romano, cuando una grúa (machina) introduce una deidad (deus) proveniente de fuera del escenario para resolver una situación.

11.3.06

 

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